Los estudios recientes han demostrado que el cáncer se basa en miles de alteraciones genéticas (denominadas mutaciones) en una gran cantidad de genes.
Sin embargo, para poder desarrollar fármacos antitumorales, no basta con describir estas alteraciones. Hay que conocer qué mutaciones son realmente importantes para el desarrollo del cáncer y, al mismo tiempo, saber qué efectos causan. Este es uno de los retos actuales de la biomedicina.
Las células T (denominadas también linfocitos T) son células de nuestro sistema inmune que reconocen y destruyen otras células potencialmente “peligrosas” para nuestro organismo. Por ejemplo, células cancerosas o células infectadas por diversos tipos de virus, como por ejemplo el que causa Covid-19. Sin embargo, el problema surge cuando los propios linfocitos T sufren mutaciones que los hacen proliferar de forma descontrolada y promover la formación de linfomas.
El peligro de las mutaciones en los linfocitos T.
Teniendo un mejor conocimiento del papel que desempeñan estas mutaciones en la biología del cáncer, podríamos establecer estrategias terapéuticas más eficaces.
Si la activación de VAV1 es la adecuada, los linfocitos T funcionan de forma normal. Este es el escenario ideal. Sin embargo, si esa activación es errónea, las células empiezan a crecer y dividirse de forma descontrolada. Así ocurre en el caso de los linfomas periféricos de células T.
Tal y como se describe en el trabajo publicado por este grupo de investigación en la revista científica EMBO Journal, la mayoría de las mutaciones encontradas en pacientes conllevan la activación descontrolada de la proteína VAV1 en las células cancerosas. De esta forma, sabemos que son relevantes para el desarrollo de los tumores.
Además, no todas las mutaciones tienen el mismo efecto sobre VAV1. Esto nos podría indicar que cada uno de estos subtipos de efectos pueden estar asociados a diferentes características patológicas y clínicas en los pacientes.
Estas nuevas aportaciones abren un camino a seguir para el desarrollo de fármacos. Sin tener esta información, no se podrá abordar la implantación de una medicina personalizada a nivel hospitalario de forma rutinaria.